Asentada en Manhattan ha logrado consolidar un equipo talentoso de 15 miembros que están detrás de cada pieza única que sale del taller. Fascinada desde sus estudios en Rhode Island School of Design con el cristal soplado, siente la necesidad de trabajar con él y compaginarlo con sus conocimientos en el trabajo con el metal. Delicadas y contundentes bolas de cristal soplado se combinan en sugerentes formas dejadas a la imaginación que coronan los espacios más estilosos. Según Lindsey ‘el cristal es el movimiento detenido en el tiempo; es seductor, sensual y refleja la luz de tal modo que es delicado y resistente a la vez’. Su fuente de inspiración proviene de sus paseos por la playa de Long Island, de diseñadores como Maria Cornejo y Martin Margiela, de varios estudios científicos como sistemas en miniatura de formación de burbujas y patrones de venas o de las formaciones naturales con grietas. También, como no, de los propios deseos de sus clientes o de cosas que sencillamente no existen y se imagina cómo podría darles forma.
El proceso completo de fabricación de una pieza desde su concepción se ha reducido de 5 a 1 año actualmente. Aunque Lindsey humildemente no se considera una experta en un sólo material, se ha instruido a lo largo de los años en el conocimiento de varios materiales. Ha aprendido a diseñar para los expertos. Se considera “la que conecta los puntos” por lo que esboza a lápiz y su diseñador de prototipos, que lleva trabajando con ella hace ya tres años, intuye exactamente hacia dónde llevarlo. El tiempo estándar para llevar a cabo una lámpara chandelier es de 12 semanas. Todo se fabrica en el estudio y para que nos imaginemos la complejidad que requiere la manufactura nos explica que cada lámpara que diseña se compone de siete proveedores diferentes y tres personas se dedican exclusivamente al ensamblaje (uno al día aproximadamente). Su mayor reto fue la creación de su lámpara Burst.
Lindsey nos cuenta que la tendencia actual del diseño tiene mucho que ver con lo artesano, lo personal, saber quien realiza la pieza, aunque no descarta que en el futuro se vire hacia un impulso más industrial-robótico. Lo que sí es indudable es que el diseño se dirige hacia la adaptación de los cambios ambientales y de supervivencia, esperando eso sí, que exista siempre un mercado para el lujo. No dejemos perderle la pista pues Lindsey nos sorprenderá pronto con su colección de joyería.
Imágenes: Joseph De Leo, excepto 5 y 11 de Lauren Coleman.
Lindsey Adelman Studio
195 Chrystie St., 203D
New York, NY 10002
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