Gran parte de los muebles son hechos a medida para crear una sensación de movimiento fluido en todo el apartamento. El refinado estilo alegre de piezas vintage combinado con las creaciones de diseño crea una atmósfera creativa y unificado en la vivienda. Este ambiente es enfatizado por las piezas de arte, dispuestas de manera gráfica para resaltar la belleza de los volúmenes.
El salón es en blanco y negro, simétrico y decorado con grandes obras de arte. El efecto espejo de los sofás colocados uno frente a otro y las mesas situadas a cada lado, llena el espacio visualmente sin que la habitación parezca sobre decorada. Un banco vintage tapizado en tela de lana negra ha sido colocada sutilmente entre dos ventanas, sin perturbar la libertad de movimiento dentro de la habitación. La foto de un personaje sentado en un banco es una alusión a la pieza de mobiliario dispuesta justo debajo de ella.
El comedor situado entre el salón y la biblioteca-oficina está pintado en un atrevido amarillo girasol. Para crear una elegante alusión a los colores de las habitaciones contiguas, las paredes son tratadas como grandes paneles enmarcados en bandas blancas y negras. En medio de cada uno de ellos hay fotos, cuyos colores están en total armonía con su entorno. Alrededor de las dos clásicas mesas cuadradas, se han colocado dos sillas inspiradas en el estilo de los que encontraríamos en un jardín.
La librería a medida en la biblioteca toma una nueva imagen adoptando el color de la pared en la que se apoya. Los libros, objetos y fotografías destacan, imponiéndose como los colores de una pintura abstracta. Las paredes decoradas con espejos juegan con luz y los múltiples puntos de vista, además de crear una ilusión de mayor profundidad del espacio. Sorprendentemente el azul indio de la pared sirve como un marco de color inmenso para la foto de un niño por Jill Greenberg, producido en un formato grande.
El suelo de la cocina, también en negro, está cubierto de una superficie de plástico que esconde las baldosas del suelo debajo. La mesa es el único punto potente de color en esta habitación intencionadamente sobria.
El arte también se encuentra en las paredes del dormitorio, donde se mezclan fotos familiares entre otras fotos. La chaise longue de Jean Prouvé es suficiente para crear el ambiente deseado. La pintura de Ara Starck, a través de su color y material, subraya el carácter íntimo de la habitación. Por otro lado, a lámpara de lectura por Florencia López y las alfombras marroquíes proporcionan confort esencial.
En consonancia con el espíritu de desvanecimiento en el resto del apartamento, el cuarto de baño parental también juega la con la paleta de blanco y negro, con sus cuencas retro y accesorios contemporáneos. Una vez más, está presente el arte con unos discretos marcos blancos, en una bonita edición de retratos de familia (Mona Khun), detalle que mejora la simetría del espacio. Se ha cuidado una unidad de tonos y materiales en el baño, con suelo de losas grandes en piedra arenisca negra vistiendo el suelo y la cabina de ducha, totalmente abierta. Tres espejos de diferentes tamaños crean una desordenada, pero halagadora decoración mini en una de las paredes.
Imágenes: Marc Lavoine
Sarah Lavoine
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